sábado, 26 de febrero de 2011

Capitulo 2: Baalzephon

-Ya voy- grité, tocaron a la puerta. Miré el reloj de pared. Eran las seis. Había pasado toda la tarde haciendo tarea, bueno solo una parte, el resto preguntadome que había querido decirme Mirta.
-Hey- saludó Seth.
-¿Seth?- me sorprendí.
-Si, venía a preguntarte si... ¿podría quedarme por hoy y mañana aquí?- ví la pregunta, antes de que la dijera. Husmeé algo en el futuro de él, en los próximos dos días. Si, estará tranquilo y divertido en casa.
- Claro, ¿por?- lo sabía, pero tenía que disimular.
-Oh, mis padres salen de la ciudad-puso los ojos en blanco.
-Y no te dejan quedarte solo- afirmé, y luego reí. Le indiqué a que dejara las cosas en el cuarto de huéspedes y allí se instaló. Una hora después Kate nos grito que bajáramos a cenar.
-¿no esta tú tía?- me preguntó Seth mientras comíamos las milanesas.
-No, mamá salió de viaje unas semanas- contestó cortante Kate. Me puso los pelos de punta su mal humor.
- Ya - grité- ¿Me puedes decir que te pasa Kate?- me levanté y tiré con fuerza el tenedor contra la mesa. Seth se puso rígido en su lugar, pero no habló. Kate levantó su fría mirada y me miró.
-¿Quieres saber que me pasa? ¿Enserio quieres saber? ¿O solo con saber tus cosas ya esta?
-¿Que quieres decir Katherine?- me estaba colmando la paciencia, y si no se callaba le tiraría libros por la cabeza.
-Sabes lo que quiero decir Afrodita- me miró desafiante- siempre te preocupas por ti misma, ¿acaso me preguntas algo alguna vez? Nómbrame una vez- levanto uno de sus dedos. Notaba en su voz, un dejo de rabía.
-¿A que viene todo esto?- empecé a bajar la voz, no quería terminar a los gritos.
-Hoy me harté Afrodita, siempre "tú" "tú" todo tu. Solo tienes 15 años nena, yo tengo 17. ¿Crees que mandas en mi casa o que?- sus palabras me dolieron. Pero ella estaba equivocada, yo tenía muchos, muchos más años que ella. Pero claro, no podía decirle. Hey tengo 500 años.
-Estas muy errada- le conteste y subí las escaleras. Entré a mi habitación y cerré la puerta de un golpe.
- Ahora esto- susurré. Me apoyé espalada contra la puerta y me fui deslizando hasta quedar sentada, junté mis piernas y suspiré pesadamente. Últimamente, no eran mis mejores días. Enigmas, y encima esto. ¿Algo más? ¿Alguien más que quiera arruinarle la vida a Afrodita McTween? Preguntaba en mi fuero interno ironica.
-Nosotras- Fue un susurró provocador, y me provocó escalofríos en toda la columna vertebral. Cuando escuché eso, pensé que mi corazón se detuvo por un segundo. Levanté mi vista y miré a todos lados. No había nada, ni nadie. Pero alguien había hablado. Estaba segura, que no había sido mi imaginación. Prendí la luz de mi recamara y me metí bajo las frazadas de mi cama. Paranoica miré un rato el techo de la habitación. Era irónico que yo tuviera miedo. Jamás le temía a nada. ¿Porque ahora? Lentamente fui cerrando mis ojos. La lluvia golpeaba el techo como un graznido.
Le di un golpe al despertador para que dejara de sonar y me levanté. Fui directo al baño. Me había quedado dormida con la ropa puesta. Puse todo a lavar y me bañe. Dejé que la lluvia artificial me limpiara todo el cuerpo, y se llevara todo rastro de suciedad y cansancio. Cuando no pude extender más la ducha salí y me puse la ropa interior. Busqué entre mis cajones algo cómodo, hacía mucho frío. Unos jeans ajustados, unas botas cortas, una remera manga larga ajustada rayada en blanco y negro. Busqué mi chaqueta de cuero y cepille mi pelo. Me hice una trenza a un costado y tomé mi morral. Antes de bajar, estuve a punto de olvidarme mis lentes de contactos azules… loco sería ir al colegio con mi color natural.
En la cocina ya se encontraban Seth y Kate. Saludé a ambos con un "Hola" generalizado. Kate llevaba su cabellera Rubia suelta. Tenía una blusa color ocre y una campera negra. Unos jeans como los míos pero claros. Seth, llevaba un jean y una camiseta. También claro, tenía una campera en su mano.
-Vamos en coches separados- anunció Kate. Supuse que era porque estaba Seth, y el tenía su auto. Pero también sería por nuestra "pelea". No dije nada, agarré una manzana tomé mis llaves y salí de la casa. Subí furiosísima a mi auto, y tiré el morral contra el asiento del acompañante.
Estacioné el auto en mi lugar habitual al lado del auto de Kate, el cual todavía no había llegado. Baje todavía hecha una fiera. Mi humor no andaba nada bien, no tenía ánimos para nada. Mi mente estaba en negro, repleta de problemas que no tenían solución. Pensando en la enigmática huida de la vieja Thorne, y la problemática de mi prima loca Kate. Por supuesto, que no le respondí nada bien a la persona que me llevo puesta. O mejor dicho que yo choqué.
-¿Puedes fijarte por donde caminas?- el tono de mi voz fue alto y malhumorado. Cualquiera que me hubiese hablado así a mi, ya se hubiera ganado una buena bofetada. Levante mi vista para encontrarme con los ojos de Austin Carter.
-Yo-yo lo siento- se disculpó, parecía apenado. Cuando caí en la cuenta de lo mal que lo había tratado quise arreglar las cosas.
-No, no importa. No miré. Adiós- me fui tocándome la cabeza fingiendo dolor. A cualquier humano ese golpe le dolería, tenía que aparentar. Sentí que se dio vuelta y tomó de mi muñeca.
-Espera, ¿estas bien?- giré. Lo tenía a diez centímetros. Por alguna extraña razón me costó hablar.
-Si- ambos nos callamos. Sus ojos me traspasaban, parecía que me desvestía con la mirada. Me solté de su agarre sutilmente y lo volví a saludar. – nos vemos
-si, nos vemos- lo escuche murmurar. El tono de voz que utilizó me hizo temblar. No se porque, pero no fue nada lindo. Prácticamente volé a mi casillero, bueno no en realidad porque me mirarían como un fenómeno. Si, podía volar. ¿Grandioso no? No. Cuando volamos, se consume mucha de nuestra energía y nos deja muy agotadas. Muchas veces prefería no volar.
-Afrodita- di un brinco. Al lado de mi casillero se encontraba el director. – La necesito en mi oficina, ahora- sentenció. Su tono de voz, me hizo saber que había hecho algo malo. No quise husmear en el futuro, quería sorprenderme. ¿Porque me castigarían?. Obviamente por algo que no había hecho.
-Si, señor- terminé de guardar mis cosas, y Gregori seguía ahí. Se dio media vuelta y supuse que lo tenía que seguir. Así lo hice. Al entrar en su oficina sentí un olor a cigarro impresionante. Los muebles estaban como siempre. Pasó del otro lado de la mesada, y se sentó en su sillón. Los fríos pisos de madera estaban agrietados y gastados. Las paredes blancas daban el efecto “hospital”. El frío y gélido tacto del cuero de la silla me dio mala espina. Y la cantidad de cigarros terminados sobre el cenicero y la botella vacía de cerveza sobre la mesa. Me indicaron que el director no estaba en su sobriedad total.
- Señorita McTween hemos recibido un llamado de su madre- casi escupo el agua que no estaba tomando. Tenía ganas de reírme en su cara. A la vez mis ojos se agrandaron de tal manera que el mismísimo señor Gregori se horrorizo.
-¿Disculpe, que?
- Lo que escuchó. Llamó hace unos instantes comunicando que te sacaran de esta escuela, lo antes posible. ¿Se encuentra en Italia no es así?- levantó ambas de sus cejas, mientras se rascaba su canosa cabeza.
Tenía ganas de gritarle en la cara y decirle “¡Mi madre murió hace más de 100 años estupido!” pero claro, no podía. Me quedé regulando con su pregunta. Intenté ver que era lo que me diría luego, pero no podía. No sabía porque. Busqué en su futuro, en su mente. Pero tenía una barrera, algo extrañamente me bloqueaba.
-¿Esta seguro que llamó mi madre?- volví a preguntar y el asintió mientras se ponía incomodo en su asiento. – si creo- conteste a su anterior pregunta.
-Bueno, en ese caso no hay nada más puede ir a su clase antes de llegar tarde- me indicó con su dedo la puerta, una clara seña de que me estaba echando. Antes de salir se me ocurrió una pregunta bastante estupida.
-¿conoce alguien que en este colegio sepa Braile?- cuando termine la pregunta me mordí la lengua. ¡Vaya que eres estupida Afrodita! Me dije.
-¿Qué? No lo se, ve a tu clase McTween- su tono de voz fue serio por lo que me apresuré a salir de la espantosa oficina. Me detuve en el medio del desolado pasillo. Me quedé fija mirando a la nada. Extrañada por la maldita llamada. Mi madre, estaba muerta. No tenía familiares. ¿Quién llamaría para sacarme de esta escuela? La cabeza me latía como si se me fuera a partir, raro ya que jamás me dolía. Seguí el curso hasta la primera clase, la cual no le tomé importancia. La segunda la compartía con Seth. Al entrar a Biología, me senté a su lado.
-¿Cómo estuvo tu mañana?- pregunté para sacar un simple tema.
- Bien, creo- rió bajo. - ¿y la tuya?
- Mal, creo- reí bajito.
-¿Por?-
-No importa- callé. Saqué mis cosas, y empecé a copiar lo que el profesor escribía. La clase se me hizo interminable. Para colmo un tema que había visto…unas muchas veces . ¿No es cansador eso? Para variar, el mayor tiempo de la clase pensé en esa llamada. Otra opción era que Gregori estaba demasiado borracho y mentía, o no tenía idea de lo que decía, y hacía o… no sabía. No tenía teorías preparadas aún…Pero lo más extraño de todo era que no podía ver en su futuro. Me bloqueaba. Y había algo realmente raro en ello. Seguí el curso de la clase sin darle mayor importancia.
Hice la fila de la cafetería sin animo alguno. Me sirvieron la comida normalmente y me dirigí donde mi prima y Seth.
-¿Que hacen?- pregunté al sentarme.
-Aburrirnos- dijo Seth.-¿Viste lo que pasó con Austin Carter?
-¿He?- su pregunta fue desprevenida. Apenas conocía al chico...¿como iba a saberlo?
-Lo que pasó hoy, en clase de Algebra- contestó mi prima mientras tomaba su jugo.
-No, no se-
-Salió corriendo de la clase, sin decir nada- explicó.
-¿y?- no le veia lo raro.
- Agh, De la anda estaba en calse, y salió corriendo sin aviso, si nada- recalcó la última palabra.
-Bueno, tendá sus motivos- no sabía porque defendía al chico.
-No importa, no entiendes- dijo Seth.
-Si entiendo- recalqué ya algo molesta. Le di unas cuantas mordidas a mi manzana. Y sentí unos dedos en mi hombro. Supe quien era antes de darme cuenta.- Hey Maddel- saludé a la morocha. Una amiga, con la que compartía un par de clases.
-Afrodita, es importante ven- me tomó de la mano y sin decir nada me sacó de la cafetería. Miré en su futuro. No vi nada.
-Pero que rayos...- sacudí mi cabeza. Primero el director Gregori, ahora Maddel. ¿Porque no podía mirar en su futuro?
-¿Dijiste algo?- me dijo mi acompañante.
-No importa...¿ a donde me llevas?- odiaba preguntar. Estaba acostumbrada a saberlo todo. Odiaba no saber las cosas. Me sentía indefensa.
- Sorpresa- el tono de su voz fue suave. Pero noté nerviosismo. Me condujó por el pasillo de la escuela hacía la parte trasera. Pasamos por el campo de deportes, pasamos las gradas del campo... y llegamos a una parte bien lejana del campus. Detras de unos árboles. Fuera del capo de visión de cualquier autoridad del colegio. Eran alrededor de 10 chicos. Reunidos alrededor de algo que no lograba divisar. Uno a uno fuí identificando a los chicos. Compañeros de Maddel, y algunos de último curso. La morocha soltó mi mano y sola, seguí sus pasos. Los estudiantes abrieron el circulo. Mi primera reacción fue atacar. Pero la segunda reaccion fue abrir bien grande mis ojos y querer sacar a todos del peligro. No podía permitir que todos vean eso, que se sometan a realizar esas barbaridades. ¿Como rayos habian llegado hasta eso? Peor aún... ¿porque habían acudido a mi?
-Maddel- tartamudeé. -¿Que hicieron?- Ella me miró extrañada.
-¿No es increible? Es magico!- Un error. Era terrorifico.
Miré a la criatura.
Miré al Baalzephon. La criatura me devolvió su fija mirada roja y terrorifica. Un corriente atravesó mi columna vertebral. Tenía que hacer algo y rapido.


El capitulo es corto, LO SIENTO. Pero esta semana... con mis deditos. No he tenido mucho tiempo de trabajar en el capitulo. SOLO ESPERO QUE LES GUSTE. MICA :)

domingo, 20 de febrero de 2011

Lo siento!

Chicas, ante ayer...como una tonta cerré la puerta de mi habitación.. y si ¿donde estaban mis deditos? EN LA PUERTA. Lo siento, pero me esguince dos deditos de la mano derecha, y es horrible escribir TODO UN CAPITULO, con UNA MANO, y más.. la mano izquierda... estoy hace tres horas tratando de escribir ESTO. Por favor, espero sepan entenderme,,, el VIERNES QUE VIENE SUBO CAP BIEN COMPLETO :) GRACIAS. MICA.

viernes, 11 de febrero de 2011

Capitulo 1: El Libro

Bueno, no se ustedes pero este momento para mi es muy "importante" Espero que les guste, sepan...como siempre que bueno los primeros capis no son los mejores...

Capitulo 1: El Libro



Me levanté de las escaleras del porche y me senté en  el pasto sobre las raíces de un viejo sauce llorón. Hacía demasiado frío, era muy temprano. Fijé mi vista en el cielo grisáceo, cubierto por una capa de nubes oscuras avisando la próxima tormenta. Vi el rayo partir el cielo en dos, y luego tronó como si el mundo fuera a acabarse. Junté mis piernas contra mi pecho y escondí mi cara en las rodillas. El dolor en el centro de mi corazón no se iba, no sabía cual era el motivo. Sollozaba sin sentido, dolorida por algo anormal. Esto, simplemente no tenía sentido ¿Por qué lloraría yo, sin saber el motivo? ¿Qué era lo que me dolía?
-Porque, porque- sollocé, y sentí una mano en mi hombro. Prácticamente pegué un saltito y Kate estaba detrás de mí. 
-¿Pasa algo?-se sentó sobre el pasto en frente mío. Me miró con los ojos entrecerrados. Negué con la cabeza.
-Es que… no lo sé- contesté más confundida aún. El cielo volvió a tronar. Y las nubes eran cada vez más negras. Se avecinaba una gran tormenta, veía que caería nieve. Estaba empezando octubre, y era raro para esas fechas este tipo de clima…
-Deberíamos entrar- dijo mirando al cielo – no me gustan las tormentas- me reí.
-¿Les tienes miedo a las tormentas?- Bueno, yo al menos no le tenía miedo. Pero realmente, a muy pocas cosas yo le tenía miedo.  
-Bueno, señorita “jamás tengo miedo”, ven vamos- se paró y extendió su mano para ayudarme. Tomé su mano y me paré. Observé mejor a Kate. Tenía su rubio pelo todo enmarañado, y sus ojos café estaban algo turbios.
-¿Lloraste?- solté.
-Claro que no- negó rotundamente y se movió nerviosa. Mentía. No insistí más, y volvimos a entrar a la casa. Miré el reloj de la pared, se nos hacía tarde para entrar al colegio. Me miré en el espejo de la sala. Jeans oscuros, Blusa negra, converse azules, y mi morral de Jean.
- Estas bien- dijo Kate, mientras ella se miraba a mi lado. Solté la coleta de mi pelo y lo dejé suelto. Mi pelo oscuro, combinaba con la ropa y los lentes de contacto azules le daban un toque luminoso al atuendo. – que raro, que no estas de mini falda- bromeó mientras acomodaba su cabello.
-Sabes, en días como estos- me di media vuelta para servirme un vaso de agua- nadie usa mini faldas- concluí bebiendo.
-Tienes razón- se me acercó y tomó las llaves de su auto. – Hoy, ¿vamos en uno solo?
-Si
 Subimos a su linda Range Rover, y partimos. Cambié la estación de radio y la dejé en el pronóstico. “Lo más probable amigos y amigas, es que este nevando dentro de tres días… las lluvias se verán durante toda la noche” Escuché a Kate quejarse.
-Oh, no- masculló mientras apretaba con fuerza el volante.
-¿Qué?
-Tengo una fiesta este viernes-
- No si nieva- dije, y me dí cuenta de que ese era el problema.- Oh
-Si, oh- dijo enojada, y miró fijamente al frente. Estábamos a una cuadra del instituto. Buscamos lugar en el aparcamiento, el cual no nos fue difícil encontrar ya que era bastante temprano. Al bajar de la camioneta, el cielo brillo de amarillo.
-Waw, se viene con todo- dijo Seth llegando a mi lado.
-Ni me lo digas- lo saludé con un beso en la mejilla, y se acercó a saludar a Kate. Seth, siempre fue mi mejor amigo, lo conocía desde… desde que estaba acá. Es decir, hacía tres años. Seth era de los más lindos de la escuela, pero el estaba enamorado de mi prima. Bueno no es mi prima, pero así la considero. De Kate. Ellos hacían linda pareja, ella rubia y el también. Ella ojos café, y el ojos verdes. Ambos eran lindo, solo que no sabían que se gustaban entre si, típico.
-Ya, lamento cortar su charla- los interrumpí- hay que entrar- caminé hacía las entradas del establecimiento con ellos pisándome los talones, adentro había calefacción por lo que me agarró calor. Saludamos a Seth, con Kate teníamos la misma clase, Historia. La materia más aburrida, al menos para mí que sabía todo de historia. Kate tiene 17 años, y yo 15. Bueno, en realidad no. Pero estamos en casi las mismas clases, porque me adelantaron por saber mucho. Bueno, no es que sea muy estudiosa…uno con los años aprende. Tomamos nuestro asiento habitual el último de la primera fila. Los alumnos comenzaron a llegar, y error. Si, había quienes iban de mini falda.
- Perdedoras- nos saludó Kim con un guiño cuando se sentó en la fila de al lado.
- Gatita- sonreí falsamente, y ella me fulminó con la mirada. Kate rió a mi lado, y me habló entre susurros.
-Ella, si que se viste como gata- me volví a reír. No tenía nada en contra de las minifaldas, es más yo usaba, Pero, ¿en días así? No le dí más vueltas al asunto y entró el profesor, con su maletín y su mal humor.
-Buenos días clase- 
-Buenos días, profesor Austch- saludamos refunfuñando y nos volvimos a sentar. Se elevaron algunos murmullos pero Austch los calló. Iba a empezar a escribir con su tiza en el pizarrón cuando tocaron la puerta. El profesor se veía algo molesto, no le gustaba que interrumpieran su clase.
- Adelante
-Permiso, Buenos días- saludó un joven que no me detuve a mirar, simplemente saqué  las cosas de mi morral.
-Oh, ¿debes ser el nuevo? Preséntate- pidió.
- Me llamo Austin Carter- saludó, sus palabras salieron algo nerviosas.
-Bien, toma asiento- fue ahí cuando levanté mi cabeza, y vi a Austin Carter. Claro ya lo había visto esta mañana, antes de sentarme a llorar en de la nada en el pasto. Lo había visto venir, pero no le presté mayor importancia solo era alguien más. Justo como esta mañana, quedé impactada por su belleza. Pelo oscuro chocolate, o negro no tenía una definición. Ojos grises tirando al azulado,  cara perfectamente simétrica. Habría jurado que era como yo, solo que no, el era humano o al menos eso aparentaba. Además, sería imposible… no, no, claro que no, pensé. Pasó por mi lado, y se sentó justo en la esquina opuesta a donde estábamos con Kat. El profesor volvió a agarrar su tiza y en su pizarrón escribió. “Halloween” Levanté una ceja, en forma de pregunta.
-Como verán, se acerca esta fecha. Y estaría bueno aprender algo de la historia de la edad media- concluyó. – La caza de brujas- y volvió su manó al pizarrón. Me reí por la ironía, y para mi mala suerte, el profesor me escuchó. Se dio vuelta inmediatamente mirando a todos y clavó su vista en mi.-¿Me cuenta el Chiste McTween?- apreté mis labios formando una línea recta, y no le conteste solo lo miré. Me sostuvo la mirada unos segundos y volteó nuevamente. Siguió escribiendo algo que por ende, teníamos que anotar. Me daba rabia tener que escribir algo que me sabía de memoria hacía tantos años. Por lo que no escribí nada. Los minutos pasaban y mi hoja estaba en blanco, sin una raya, inmaculada.
-Bueno, haber voy a hablar algo. En la edad media, empezó la…- divagué, no tenía ganas de escuchar la historia, además su versión no era la original, la completa. En cambio me puse a pensar en porque, había llorado esta mañana. Repase los suceso, me levanté, desayuné, tuve la visión, miré al cielo, y empecé a llorar. Nada encajaba con nada. Y todavía estaba el porque de mi llanto, y mi dolor. Un porque, que era de lo más extraño. Hacía muchos años que no lloraba, no era una chica sensible. Jamás lloraba ¿Por qué lloraría de la nada? No vi, nada malo. No tuve ninguna visión desastrosa. Por lo general, me ponía triste cuando tenía una de esas, pero hoy… no supe que pasó. Y lo peor, era que el dolor estaba en medio de mi corazón, lo sentía en el centro, como si me hubieran clavado un puñal. Quizá tendría que visitar a la vieja Thorne.  Si definitivamente la visitaría esta tarde. Ya se me ocurriría alguna mentira para inventarle a Kat. Ella, bajo ninguna circunstancia podía venir con migo. Ni ella, ni nadie.
 Sentí que alguien me pisaba fuerte el pie, y volví a la realidad. Tenía al frente mío al profesor y toda el aula estaba en sumo silencio. El miraba mi hoja inmaculada, y me estaba preguntando algo.
-¿Y?- dijo molesto.
-¿Me repite la pregunta?- No copié nada, pero la pregunta me la sabría de memoria.
-¿En que año comenzó la caza? Oh, pero claro no copió no sabe- sonrió burlón.
-Entre los siglos XV y XVIII.- dije segura, su sonrisa de desvaneció.
-Tuvo suerte, copie- casi me gritó, se dio media vuelta y siguió con su aburrida clase. Cuando el timbre sonó se lo agradecí como jamás lo había hecho. La siguiente clase de Literatura apenas la noté, no nos dio tarea y la ame muchísimo por eso. Me tocaba Matemática, y no estaba ni con Seth, ni con Kat. Entré y me senté en uno de los últimos asientos.
- Siempre, sola linda- dijo poniendo un puchero falso Kim. La platinada me sonrió y se sentó en la mesa delante mió.
-Mejor sola que mal acompañada- miré a su sequito de huecas, Nella, y Carol. Dos Barbie desechables, igual que ella.
-Bueno, no estoy sola, y estoy bien acompañada- sonrió satisfactoriamente. No tuve tiempo de contestar porque entró la profesora María. Justo antes de que la sofisticada profesora empezara a saludar, Austin entró a clases, pidiendo disculpas por el retraso.
- Bueno, siéntese en el asiento libre Carter- el único asiento libre, era el que estaba en mi mesa. Aparté mi morral a un lado y le dejé espacio. La profesora saludó y al momento en que Carter se sentó a mi lado, su perfume me embargo. No sabía el nombre de este ni nada, pero tenía un nombre, perfecto. El perfume y él. En todo el día no lo había tenido tan cerca. Pero de todos modos, era simplemente un chico. Uno más de todos, los que en mi vida había visto. Nada del otro mundo. Me reí por la frase irónica. Y me miró. No le presté atención y me reté por haberme reído de algo de mi mente, pensaría que estaba loca. Bueno, no es que me interesara lo que él piense… no, claro que no. Él no me habló en toda la clase, y yo porsupuesto tampoco gaste esfuerzos en entablar una conversación. Me sabía todos los ejercicios, por lo que los hice sin problema alguno. La horrible sensación de dolor, y ganas de llorar volvieron de un momento a otro. Mis ojos comenzaron a aguarse, y salió una lágrima. La sequé rápidamente y tocó el timbre. Guardé las cosas como un rayo y fui directo al baño. Al entrar tiré mi morral sobre el lavabo, y me miré al espejo. Mis ojos estaban totalmente rojos, y las lágrimas ya estaban afuera. El dolor en mi pecho aumentaba cada segundo. Tenía ganas de gritar, de patalear, de llorar. Tenía ganas de salir volando de ese lugar. Correr, correr bien lejos. Perderme en mi mundo, al que pertenezco. Volver al mar, volver a mi lugar. Pero no podía, no podía hacer nada de lo que tenía ganas. Tenía que tragarme las malditas lágrimas y calmar mi dolor. Sabía que ninguna pastilla calmaría mi dolor, puesto que no era un dolor físico. Era otra cosa, se sentía diferente. Y lo peor de todo, era que no sabía porque demonios lloraba y me dolía. Hoy iba a ir si o si, con Thorne. No me podía seguir pasando esto. Ella tenía que saber que era. Lavé mi cara, y justo entró Kate. -Por dios, nena ¿Qué te pasó?- se me acercó y buscó mi cara con los ojos. La miré y supe por su expresión que me veía pésimo.
-No lo sé- admití.
-¿Segura estas bien? ¿no quieres ir a la enfermería?
- No- me alarmé- a la enfermería no- volví a tomar mi morral, y me pasé delineador por los ojos para disimular el llanto. -¿Tienes lentes de sol?
-Claro, toma- sacó sus lentes de sol estilo Ray Bans, y me los tendió. Me los puse, bueno al menos no se vería que lloraba. Ya era la hora de ir a la cafetería. Al entrar vi lo mismo de siempre. Las aburridas mesas blancas de madera, la gente amontonada haciendo la fila par recibir su comida y Seth esperándonos en nuestro rinconcito. Miré hacía afuera. El cielo seguía amenazando con llover. Después de hacer la fila, y recibir nuestra comida fuimos a sentarnos con Seth.
-¿Qué hay?- preguntó mientras me sentaba a su lado, y Kate del otro.
-En realidad, nada interesante- me reí. – pero tú- me señalo- me debes una explicación. – dijo moviendo sus cejas.
- no se de que hablas- mascullé y me hice la inocente.
-claro que si sabes, hoy lloraste, y ahora de nuevo-tomó algo de su jugo. – explícame porque
- es que no lo se- me estaba poniendo nerviosa, odiaba no saber las cosas. – no se porque, es simplemente que lloré- cada vez alzaba más la voz.
-Bueno, ya tranquilízate- Seth tocó mi hombro y trató de calmarme. Pero es que realmente no podía calmarme. Últimamente por mi cabeza pasaban muchas cosas, Thorne y su misterio, mis visiones, el dolor inexplicable, y la carga del secreto. Bueno eso último lo sabía hacía mucho, mucho tiempo. Pero bueno, de todas formas formaba parte del gran peso que cargaba. Las siguientes clases pasaron sin ningún acto que recordase. Lentas y agobiantes. Cansadoras y repetitivas. Como en todas, ya sabía de que trataban. Al momento de irnos busco a Kate entre la gente.
- Acá estas- me tocó el hombro y di media vuelta. - ven, vamos creo que se largara a llover pronto.- tomó mi mano y me arrastro hasta su camioneta. Pese a que no llovería hasta la tarde, o la tarde noche le seguí la corriente de todos modos. En el viaje de la camioneta ninguna habló de nada, Kate puso música bastante alta. Al llegar a casa, bajé y fui directo a mi habitación no sin antes decirle algo.
-Estaré en mi habitación, durmiendo. Solo bajaré a la hora de la cena- le comenté, hoy le tocaba cocinar a ella. Y como no quería que viniese con migo a lo de la vieja Thorne, le inventé esa excusa.
-Okay- contestó algo cortante. Busqué en mi mente, algún suceso que pudo ponerla de ese estado, pero no tenía tiempo para preocuparme por eso. Corrí a mi habitación y cerré con la traba. Dejé el morral sobre mi cama, y me até el pelo porque me molestaba. Cerré los ojos y me concentré. De un momento a otro me encontraba en la puerta de la casa de Mirta Thorne. Toqué, y por supuesto me abrió al instante.
-Pasa Afrodita, sabía que vendrías. Preparé tu té.- Le sonreí agradecida, y pasé.
-Bien, cuéntame linda ¿que pasa?- se sentó en su silla mecedora.
- Bueno... ya sabes que tengo visiones y... hoy tuve una - comencé. Tener visiones para mi, no era algo anormal. Me pasaba siempre, desde que tengo memoria. Y mi memoria es muy larga.
-¿Y...?- me incitó a seguir mientras bebía su té. Miré hacia las paredes algo nerviosa.
-Luego de que la tuve, yo- me trabé- yo... me sentí pésimo. Me dolía el pecho, o por esa zona, y... lloraba sin saber por que- luego de terminar de hablar, pensé que Mirta me trataría de Loca, pero no lo hizo. En cambio su cara tenía una expresión de comprensión, y sus ojos viajaban en el tiempo, buscando en las memorias de su larga vida.
- ¿De que era la visión?- ahora, su cara era completamente seria. Miré directo a sus ojos verdosos.
-No, nada en especifico- entrecerré los ojos, y sorbí algo de té. - Del colegio, chico nuevo, y más colegio... ha y las lluvias que vienen- completé, pero no era muy importante.
-Háblame de eso cariño, el temporal- dijo con animo. La miré sin comprender. Pero seguí de todos modos. Ella me tenía que ayudar, y yo le daría toda la información que me pida.
- eh, viene una tormenta grande... nieve, es raro- recordé la visión a la cual no le tomé atención. Raro, por que jamás nieva y raro por el mes.
-Esto no es natural-dijo más para si, que para mí. Se paró y de la repisa sacó un gran libro cubierto de polvo. - Creo que es hora – suspiró-
-¿De que?- me alarmé mirando mi reloj, pero me dí cuenta de que no hablaba de esa "hora"
- Hace mucho tiempo hubo...-comenzó a recorrer las paginas del libro. Pero estaba... ¿vació?- una profecía...- sus dedos pasaban ligeramente por las hojas amarillentas del gran libro.
-No suena lindo- comenté, la palabra Profecía, no me gustaba.
- No lo es- dijo como si fuese lo más normal del mundo. Paró casi en la mitad del libro y marcó la hoja con un señalador.
-¿Que pasa Mirta?- mi voz temblaba. No estaba segura porque, pero estaba nerviosa y no me calmaba para nada lo que Mirta decía. Buscó mis ojos y volvió a hablar.
-Bueno, tu sabes perfectamente... de donde vienes y todo eso- puse los ojos en blanco, de memoria me sabía todo.
- Claro que lo se
- Pero creo que jamás supiste la Profecía- tomó algo más de té- ya que, no había urgencia alguna…- urgencia alguna… ¿entonces ahora si había “urgencia” ¿
-¿Cual?¿es mala?- su teléfono sonó.
- Discúlpame cariño- me sonrió, dejó el libro de lado y atendió su teléfono. De a poco la sonrisa que portaba se desvanecía. Comenzó a hablar aceleradamente y una lágrima salió de su ojo derecho. Cortó. - Oh mi vida, me tengo que ir ya mismo- casi grito. Se paró, agarró las llaves y cerró la puerta de la casa.
- Espera, explícate- dije con exasperación, mientras me alteraba aún más. Dejé el té sobre la mesa y me acerqué a ella.
- Lo siento, niña mi hermana esta muy mal, vuelvo la semana que viene- trató de sonreírme. Hice una mueca. Mi mente no reaccionaba del todo.
-¿Que? tienes que explicarme por favor, Mirta yo...- desapareció. Se teletransportó. Se desvaneció en el aire. Ahí estaba yo, con mi furia y más intriga todavía. Solté un bufido desesperado. Tomé el libro, no creí que a Thorne le molestaría. Luego, lo volvería a dejar. Solo unos días. Cerré mis ojos, y cuando los abrí estaba nuevamente en mi cuarto. Me dejé caer en la cama y abrí el libro. Estaba completamente en blanco, bueno algo amarillento. Cuando se me prendió la lamparita, estaba en Braile. Claro, jamás había estudiado Braile... y me arrepentía tanto de eso. Pero podría buscar a alguien que sepa, tendría que buscar a alguien que lo haga.
- Agh- me quejé. La vieja Thorne me había dejado con más preguntas que respuestas. ¿Como se supone que dormiría tranquila ahora? Dejé el libro a un costado en mi repisa y saqué los libros escolares para realizar la tarea.
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Okay, quiero COMENTARIOS! Lo más probable es que el otro capitulo lo publique el proximo, viernes
Mica♥

sábado, 5 de febrero de 2011

Video-Trailer

Bueno aquí les dejo el intento de Video-Trailer de The Last Moon/ La Ultima Luna . Que recuerdo se estrena el Viernes 11 de Febrero. Tengan en cuenta que jamas habia hecho un video. Quiero ver comentarios! Porque acá revelé algo que antes no se sabia...

jueves, 3 de febrero de 2011

Sinopsis

Acá voy a dejar, la sinopsis de The Last Moon/ La última Luna Que recuerden, se estrena el viernes 11 de febrero. 

Genero: Novela Supernatural/Romance/Acción
Titulo: The Last Moon/ La última Luna
Sinopsis: ¿Que pasa si el concepto que tenías sobre las brujas era totalmente erroneo? ¿Que pasa si las historias que te contaban en Halloween estaban incompletas? Afrodita McTween sabe que se siente saber todo eso. Y sobre todo, es una carga saber todo eso. ¿Y si enamorarse de alguien tan... normal no estaba en los planes? ¿Que pasaría si...te atreves a leer esta novela?
Solo Afrodita, sabra algo. Y quizas lo que sepa no ayude.

HAHAHA, DIGANME QUE TAL! 

miércoles, 2 de febrero de 2011

Welcome

Hola! Mi nombre es Mica, y acá voy a empezar a publicar mis novelas ♥ Espero que les guste leerlas, tanto como a mi escribirlas. Estoy creando dos, sobre las cuales pueden leer en la parte de "profile" La primera que comenzaré a publicar es The Last Moon/ La última Luna . El estreno de dicha novela será el Viernes 11 de Febrero. Bueno, espero que comenten y afilien. En esta semana y media que queda de acá a que se estrene me dedicaré a escribir más capitulos, y a promocionarla. ¡Nos vemos! ¡Saludos!